martes, 22 de febrero de 2011

Los efectos de la termoestadística

Allá por el año 1875, Bolztmann reposaba frente a la chimenea de su casa en Viena luego de haberse bajado media botella de whisky, dos dosis de LSD y lamido el dorso de una rana ecuatoriana. De repente, en un ataque de euforia y locura se pone de pie y exclama:



Que gran tipo fue Bolztmann. Cuando sea grande quiero ser como él.

2 comentarios:

  1. http://www.ccrnp.ncifcrf.gov/~toms/icons/aust2002/photos-by-tds/all/index.103.html

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  2. Loco, que capo Boltzmann. Genial todo, encima en el blog toman Ginebra... Y encima Bols.

    Barrilete cosmico, ¿De que planeta viniste?

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